Narcomenudeo

Como si fuera una terrible maldición gitana, Morelos sigue y seguirá sufriendo de escándalos en donde estén de por medio policías, sean Metropolitanos, Estatales o Ministeriales, para el caso es lo mismo, estos tipos siempre ponen a nuestra entidad en el ojo del huracán y terminan súbitamente como “los malos de la película”. Unos llegan y otros se van y el caso es que nuestras policías se encuentran tan desprestigiadas como cuando aquel comandante de apellido Martínez lo agarraron tirando el cadáver del secuestrador apodado “El Moles” sobre la autopista que conecta a Amacuzac con la ciudad de Iguala, en la época de Carillo Olea como Gobernante.

Esta modalidad del “Narcomenudeo” se empieza a sentir en Morelos a partir de la llegada de Jesús Miyasawa como jefe de la antigua policía judicial, ya en esos tiempos se sabía que en contubernio con las autoridades de la PGR-los cuales se hacían de la vista gorda-los muchachitos del “ojo rasgado” y perverso personaje le daban “vuelo a la hilacha” reclutando a jóvenes de escasa edad y utilizándolos para que vendieran la droga dentro de los “Antros” de moda o a través de tienditas de abarrotes, taxis y escuelas públicas y privadas.

Como en todos los casos de delincuencia organizada, estos no pueden existir si las autoridades no están colaborando con los criminales, estas dos partes coexisten y entre ellos se dan fuerza y valor. A mayor narcomenudeo en una región, señal inequívoca de que la autoridad está presente auspiciando y tolerando los actos criminales, lo mismo sucede con los secuestros, el abigeato o el trasiego de drogas, cuando se hacen presentes invariablemente la autoridad que tiene que contener y perseguir estos ilícitos está atrás de ellos.

Al momento que nuestra sociedad se volvió más “americanizada”, también se volvió más propensa a la influencia negativa de esa forma de vida, así llegaron muchos de los excesos que ahora vive nuestra juventud y las drogas sin duda forma parte de ello. Nuestros jóvenes se dieron a la tarea de imitar lo que los jóvenes americanos hacían y entre ello llegó el drogarse, primero por imitación y después por la dependencia física que conlleva el utilizar drogas. Marihuana, cocaína, tachas y heroína son solo algunas de los narcóticos más comunes que están de moda entre la sociedad, no solo personas jóvenes, también existe una franja importante de adultos que consuetudinariamente hacen uso y abuso de las drogas en Morelos. ¿Y quien las provee?

Muy simple, es la misma estructura de represión policial la que tiene su “equipo de ventas". Pequeños delincuentes son usados para ello y reciben a cambio protección y fuertes sumas de dinero, casi siempre son utilizadas personas con antecedentes penales a los cuales poco les importa el estar violando su libertad condicional ya que cuentan con el patrocinio de la autoridad. Saben bien que al caer en manos de la policía saldrán libres en unas horas, ya sea porque los dejen ir o porque la puesta a disposición ante la autoridad responsable venga cargada de incoherencias jurídicas, que un abogado poco letrado pueda usar en su favor y ponerlos en libertad en pocos días.

En esa tesitura queda claro cual pudo haber sido el motivo de la desaparición de cuatro jóvenes el pasado 19 de Abril, mismos que fueron vistos por última vez en la Colina Flores Magón de Cuernavaca, un comandante de la Policía Metropolitana declaró ante el Ministerio Público que a las 3:10 horas fue informado por radio en relación con una riña que se suscitaba en el mismo lugar donde antes se había escuchado un disparo y al llegar se encontró con un elemento de la Policía Ministerial quien al identificarse como tal, le mencionó su nombre: Elesvan Miguel Alamilla Cabañas, el cual estaba acompañado de otra persona hasta este momento no identificada, pudiendo percatarse de que en la parte trasera de la camioneta oficial estaban cuatro personas jóvenes boca abajo.

Pablo Domínguez, Daniel Rueda Becerril, Samuel Teroga Rodríguez y José Alfredo Arroyo Juárez de entre 18 y 22 años de edad, son los nombres de los muchachos desaparecidos, el comandante ministerial Alamilla los debía de haber teóricamente consignado ante la autoridad por haberles encontrado una pistola calibre .22 y en donde se había escuchado un disparo. La verdad es que nunca los consignó y los muchachos se encuentran en calidad de desaparecidos o secuestrados. El primero habría “enganchado” a los otros tres para la venta de drogas al menudeo, en donde utilizarían motocicletas para la distribución, pero ahí no para la cosa, resulta que la propietaria del departamento en la Unidad Morelos en la Colonia Flores Magon, en donde vivía Pablo Domínguez-presunto traficante de drogas al menudeo-reconoció mediante una foto al Comandante Elesvan Alamilla, el cual se presentó ante ella como hermano mayor de Pablo Domínguez. ¿Qué tenía que hacer un comandante de la policía ministerial con un narcomenudista? y aún más ¿Por qué presentarse como su hermano mayor? se lo voy a decir: mantenían una red de acopio y distribución de drogas al menudeo,tan sencillo como eso.
Atrás de la desaparición de estos cuatro jóvenes por manos del ex comandante Elesvan Alamilla hay mucha tela de donde cortar, las redes de narcomenudeo en Cuernavaca y su zona metropolitana son amplias y llegan a la altura de los mandos de las policías Metropolitanas y Ministerial. Elesvan Alamilla es el “Hilo conductor” en esta madeja de ilícitos y de complicidades. Andrés Dimitriadis estaba investigando éste delito en especial en Cuernavaca, cuando súbitamente fue masacrado a balazos de AR-15 en compañía de su chofer y de sus escoltas, curiosamente en camino de su oficina en la Procuraduría General de Justicia a su casa en la Colonia Reforma. ¿Quién dio el pitazo de la salida y el itinerario de Dimitriadis?

El asunto está “grueso” dicen desde adentro. Ya cayó el Director General de la Policía Ministerial, pero faltan muchos otros que estarían esperando que los cuatro muchachos no hablaran y que el Comandante Alamilla desapareciera de éste mundo por arte de magia.

Bien por él Procurador Coronato, se requiere mano firme y limpieza a fondo. Caiga quien caiga.

JABONAZO

Pasó el puente del 1º. de Mayo y no hubo cerco sanitario con el DF. ¿Acaso el Dr. Caballero pensó que la influenza no pasa por los miles de paseantes que llegaron?











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