La Maestra

No soy de aquí, ni soy de allá…
Facundo Cabral

No salgo todavía del estupor con la muerte de ése famoso argentino Facundo Cabral. La estupidez humana y la sin razón, tomaron la vida de uno de los más preclaros filósofos populares del siglo pasado. Espero vehementemente qué, los parías que lo sacrificaron cobardemente, pronto tengan su justa retribución.

Pero en México, la política y los “affaires” que envuelven a los partidos políticos y algunas de sus “estrellas” no dejan de sorprendernos. El último de ellos, es el qué protagonizan por un lado, la sempiterna lideresa de los maestros del SNTE, Elba Esther Gordillo y por el otro uno de los hombres más sórdidos y oscuros de aquel PRI que nadie quiere recordar: Miguel Ángel Yunes Linares. De la primera, seguro estoy que cualquiera que medianamente haya leído alguna vez sobre los enredos del sindicalismo en México, se habrá enterado de sus vericuetos y sus múltiples traiciones. Del segundo poco se sabe, porque poco interesa.

Fue un 23 de abril de 1989, cuando el otrora poderoso líder de aquel viejo SNTE, Carlos Jongitud Barrios salía hecho un energúmeno de la residencia oficial de “Los Pinos”. El presidente Carlos Salinas de Gortari, había decidido por fin, terminar con años y años de cacicazgos y de corrupción, en dos de las organizaciones laborales más poderosas del país. Empezó con Joaquín Hernández Galicia, (a) “La Quina”, al cual el 10 de enero de 1989 le “organizó” un cateo en su casa de Ciudad Madero, Tamaulipas y en el mismo, el ministerio público federal le encontró, o le sembró, dicen otros, una cantidad importante de armas prohibidas. Al final, “La Quina” sería condenado a treinta y cinco años de prisión. Salinas de Gortari se había hecho del control del STPRM y había legitimado en parte, su muy cuestionado triunfo sobre el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, en aquellas elecciones de 1988, en donde el sistema se cayó y otros afirmamos que se calló.

Así llega “La Maestra” a tomar el control del SNTE. Solamente ha estado en él veintidós años. De los últimos cuatro sexenios presidenciales, de los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, “La Maestra” ha recibido más de ochenta mil millones de pesos del gobierno federal y más de trece mil millones de pesos de cuotas sindicales. Casi cinco mil millones de pesos por año. Con ése capital económico, la lideresa del SNTE ha construido una estructura de intereses y de clientelismo electoral, que está siempre dispuesta a vender al mejor postor. Por boca de ella, en las semanas pasadas, afirmó lo que todo el mundo percibía: Felipe Calderón se benefició con más de un millón de votos, que el SNTE le proporcionó, previo acuerdo de obtener carteras dentro del gabinete presidencial. El ISSSTE, la Lotería Nacional, el Secretariado Técnico de Consejo Nacional de Seguridad Pública y una de las más importantes subsecretarías en la SEP fueron proporcionadas a “La Maestra”.

Pero, cosa rara, resultó que una vez que la señora Gordillo, inició de nueva cuenta relaciones con el PRI, a través de su presidente Moreira, “La Maestra” supo de buena fuente, que uno de sus más cercanos asociados le daría la espalda. Miguel Ángel Yunes le estaría preparando una embestida política de dimensiones descomunales por órdenes de Felipe Calderón. La relación que “La Maestra” estaba estableciendo con Enrique Peña Nieto en nada le convenía al PAN y al Presidente. Yunes entonces, daría a conocer a la opinión pública, que Elba Esther le había exigido el pago de algo así como veinte millones de pesos mensuales para el PANAL y una cantidad millonaria también para las votaciones del año 2009. Pero “La Maestra” le mató el gallo. Hábil como es, se enteraría previamente de la ingratitud de Miguel Ángel y enderezaría sus baterías bélicas en contra de Felipe Calderón, al exteriorizar aquel acuerdo secreto que habían logrado previo a las elecciones de julio del 2006. Los resultados ahí están, esos millón y medio de votos debieron de ser para el candidato del PRI, Roberto Madrazo, al cual no le habrían servido de mucho, pero lo meterían al segundo lugar de las elecciones, dejándole libre la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador, el cual se negó a tener acuerdo alguno con Gordillo.

Felipe Calderón le debe la Presidencia de la República al clientelismo de Elba Esther Gordillo. Lo grave de esto, es que nadie de la Presidencia ha negado el acuerdo con “La Maestra” y en la política, como en la vida “El qué calla, otorga”. Las prácticas dizque democráticas del PAN y de Felipe Calderón están en la palestra y si a éste asunto vergonzoso del acuerdo Calderón-Gordillo no le dan una salida creíble, el electorado cobrará facturas y el más perjudicado será sin duda el PAN.

No va a pasar nada, Elba Esther no va a ser auditada y Miguel Ángel Yunes no será revisado en lo más mínimo. Ni al PRI, ni al PAN le conviene en éste momento “mover la tierra”.

JABONAZO

Una de las adversarias más fuertes de Elba Esther, se llama Beatriz Paredes. Ma. de los Ángeles Moreno, gente de Paredes ya dijo: “Si ya la expulsamos, para que la queremos otra vez en el PRI”. Ojo, mucho ojo.





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